lunes, 12 de febrero de 2007

Río de Janeiro, en Febereiro


Llegamos a Río de Janeiro volando. Era mejor entrar a la ciudad por los aires, para que el Cristo nos reciba con un abrazo y no mirándonos de arriba hacia abajo.
Además por tierra eran 20 horas a 250 reales el pasaje!!!... aerolineas Gol no sllevó en 2 horas y por sólo 170 reales... así pasa en en Brasil, a veces las aerolineas se tornan locas y cariñosas, hay que estar atentos a esto.
No sabíamos mucho de Río, sólo que era una ciudad preciosa. Cierto, se nota al caminar por sus calles y se certifica al verla desde las alturas del Pao de Açucar y el Cristo Corcovado.
En el aeropuerto nos informamos bien. la oficina de información turística allí te abra el ojo turístico, muy buena infor, buses, lugares, precios, mapas... luego de 15 minutos lo sabíamos todo. Nos fuimos con datos y besos (muy amables las chicas) directo a copacabana. Nos quedamos allí en un hostel cerca a la playa, en la rua Santa Clara. 30 reales habitación compartida, un sitio común para el mochilero, salvo que aquí el uso del internet se cobraba aparte... otra cosa rara, los camarotes eran de a tres, como nichos de cementerio popular.
Nos contó Víctor, encargao de recepción, que en los siguientes días, en pleno carnaval, el alojamiento subiría al gordo precio de 120 reales por persona!!!!, menos mal que para esas fechas la gente anda algo ebria, así no estarían tan al tanto de lo que estan pagando, menos sufrimiento.
Río es una ciudad bonita, mucho. Modernos edificios desperdigados entre jorobadas montañas color esemeralda observan las generosas playas desde donde el carioca mira el mundo con una particular alegría. Todos están en sus orillas, pero estas no se ven atestadas, no se sienten repletas, aunque lo estén. Siempre hay un orden que nace de la alegría común, gente jugando voley, otros corriendo, tomando un baño, respirando mar... todo en su lugar.
Las playas: Copacabana, la nuestra. Al lado Ipanema, más allá Leblón, abajo del Pao de Açucar, Botafogo, una más bella que la otra, rodeadas de esbeltas cosntrucciones, lujo, montañas y luz.
En las noche (no todas, hay que preguntar), caminar por la Beira Mar de Copacabana es visitar una galería de arte popular. Artesanías cariocas, cuadros, ropas y todo a precio muy humano (aquí no sea abusa del turismo). Buen lugar para comprar recuerdillos.. lamentablemente no lo hicimos, no teníamos más de 5 reales en el bolsillo. Nos dijeron por allí que en Río es mejor movilizarse con poco dinero debido a los asaltos y robos constantes..., nunca vimos algo inseguro, ni nos sentimos expuesto....., la gente a veces envenena con miedo la cabeza de los inexpertos.
Río de Janeiro merecía más días, será para la próxima, hay que volver a mirarla mejor, pero con más dinero, Río esta bien carioca, literalmente.



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